jueves, 14 de octubre de 2010

1.8


Los parpados titiritaban cuando el soplo del sol, toco su cara, se levanto de su cama, reviso con su mirada el algodón y el frasco de compota, el piso frio abrigo sus pequeños pies, el olor del chocolate sacudió su apetito, casi sin ropa camino hasta la cocina, ahí estaba ella de espalda, acariciando el pensamiento del pan de agua, con amor y mucha mantequilla, se lava la carita, quita las piedras de sus ojos y se llena de luz con una sonrisa que le provoca el espejo, camisita azul con manchas de javilla, correa negra con arrugas agrietadas, pantalón kaki perfumado con parcho en la rodilla, tenis rojos, medias negras, en el espíritu olor a jabón de cuaba, 7 años de inocencia y muchas ganas de aprender,
El desayuno ta lito - Advirtió ella. / ¡Ya voy..! - Respondió con entusiasmo.
Sin tanque de oxigeno el pan de agua se zambulle en el jarro de aluminio, el chocolate está caliente, el dulce sabor se aloja en su boquita y su carita está feliz - ¿no hay má’ ? pregunto..!
No, ya se acabo - Reveló la madre
Pero si te porta’ bien y hace toda’ tu’ tarea’ te prometo que mañana va’ a ve’ má’. Tendré k echarle más agua – Pensó en voz baja con un rezo entre sus labios.
Caricias de tinta y carbón hincharon las hojas, ya doblados de tanto uso, en un rincón celosamente guardados como el diario al que nadie descuida así estaban sus cuadernos, con las ansias a punto de nieve para iniciar la jornada del día.
Entro a su cuarto con la sonrisa pintada de chocolate, recogió el frasco algodón con una mano y sus útiles con la otra.
-‘ción mami
-Dios te bendiga
Y emprendió la marcha,
Las 7 y cuarto el tiempo avanza más rápido en las mañana, y para llegar a la escuela tengo 45 minutos y 3 kilómetros que recorrer, en poco tiempo a mi pasos se unen otros pasos, casi somos una caravana todas y todos de diferentes tamaños con la camisa azul, el pantalón o la falda kaki, con cintas en los cabellos cuadernos en las espaldas, otras historias en el costado, charlas de caramelos, discusiones irrisorias y mucho polvo en los zapatos.
Con la timidez fría del sudor en nuestra piel llegamos todos al recinto, una vez más la puerta está cerrada.
-No hay clase hoy - Confesó el portero.
-La butaca no han llegao y la huelga continua… - Agrego con empeño.

Algunos celebran, otros se disgustan, yo me decepciono. Ya son tres los días sin clase y mi matita de habichuela sembrada en algodón no sé si aguante un día más.

Juan jo

1 comentario:

Jesús Amparo (Saddestsong) dijo...

puff, que fuerte. si que es difícil aceptar esta realidad. solo queda luchar por un cambio.