lunes, 13 de octubre de 2008

Génesis de la Mezcla



Los unos estaban aquí, los otros vinieron encima de los barcos,
y los demás llegaron en los siguientes viajes,
atados y debajo de los barcos.

El aire de la noche avisó al anciano que a la mañana siguiente todo
cambiaría, que la voz del guaraguao con el pasar del tiempo
desaparecería. En medio de la noche tocó las hojas, el olor del
casabe escarbó entre sus narices y los símbolos se desdibujaban en
su piel, el polvo mágico arropó su pulgar, y más tarde su voluntad
se embutía de imágenes fantasmales que anunciaban marcianos
blancos y duendes negros.

Las casas flotantes se llenaban de espanto, el diálogo que sostenía
sus maderas con el mar estaba cojo, la sal vestía a sus rostros
de desaliento, cuando el atajo inverosímil se cuajó en el timón del
pensamiento, del diario, de la espada, de la brújula, de la proa, del
viento, de la vela. Un señor de mediana edad se asomó a la luz
que transpiraba las luciérnagas del techo infinito, (una rata tocó
los zapatos, atrapó un bocado) el miró la cubierta, el frío cabalgó
por su cuerpo erizó sus deseos, su ropa parloteó por un instante, y
en la cueva que esconde sus cabellos los caracoles del norte le
murmuraban que en el interior de la tierra y alrededor de las bajas
pasiones no existe nada…

Las casas flotantes tocaron tierra…
Juanjo Marte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No lo dejaste pasar por alto.

Anónimo dijo...

Este es uno de los que mas me gustan!!!!!