SUSURRO

…toda la noche estuve acompañado de la ausencia de tu beso।

Afuera el viento y las gotas de agua enfurecen el firmamento.

Repaso tu boca, y tu no estas…
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La estación estaba ausente,
miro a su alrededor buscando una señal que no encontró,
se desmonto para pretender una falla,
el perfume apresurado de sus manos se colaba entre las dudas,
un carro rojo se estaciono a su lado,
la cacofonía de un camión estremeció su quietud efímera
los rayos del sol estaban ocultos, se canso de esperar,
resucito el motor de su vehiculo y abandono el lugar.

La duda invadía su estancia,
al lado izquierdo venden frutas
al derecho una señora barre la esperanza,
el vehiculo decide girar alrededor de la espera,
no hay nadie en la estación,
solo los fantasmas de la cotidianidad pasean por el lugar,
y aún no llega…

El sigue girando alrededor de titubeo
No quiere levantar sospechas,
la sombra rancia de un edificio que no funciona lo guarda,
el decide llamar…
Estoy aquí (contesto),
el vehiculo prospera y la alcanza a ver,
un rayo de sol la viste, la desnuda y la anuncia,
su cabello recogido permitía el disfrute paliativo de sus hombros
una blusa rosada, mejillas rosadas, ojos de atardecer cibaeño
mediana estatura y una sonrisa deliciosa, llena de gracia…
una zapatillas custodiaban sus pies,
una falda oscura iluminaba su calidez.
dio fin a su tan esperada entrada
sus pasos fueron escasos y disímiles,
un limpiabotas cantaba,
hola…, hola… también dijo el
el sonrió miro a los lados
el pulso se acelera y el vehiculo se ponen en marcha.

Los árboles se movían de un lado a otro,
ella frotaba las palmas de sus manos con su falda,
el perfume que depilaba su presencia lo distraía,
“La chispa Adecuada” sonaba en la radio,
una mirada… un pensamiento, una risita…

El rocé de su cabello hizo que
la sangre cabalgara hacia sus profundidades,
vehículos, semáforos, ansiedad,
un niño limpia el cristal, no hay menudo,
el semáforo cambia y vuelve a cambiar,
el policía de transito parece confundido,
la fila no avanza, la complicidad se crece,
no hay diálogos,
la elocuencia del silencio nutre el suspenso y la ansiedad.

“Me gustan tus zapatillas”-dijo el-,
“a tus ordenes” contesto ella
con una picardía tímida e infinita
que se dibujaba delicadamente en la comisura
de su boca…

Juan Jo Marte